La Asamblea Nacional francesa aprobó una controvertida ley de inmigración que amenaza con desencadenar una crisis política en el Gobierno del presidente Emmanuel Macron, la medida respaldada por 268 votos a favor, contó con el apoyo crucial de la ultraderecha.
El texto, que es resultado de un acuerdo alcanzado en una comisión mixta Asamblea-Senado liderada mayoritariamente por la derecha, endureció significativamente la propuesta original y se asemeja a la versión inicialmente aprobada por la Cámara Alta, de orientación conservadora.
La líder ultraderechista, Marine Le Pen, anunció el apoyo de su partido, la Agrupación Nacional (RN) y calificó la aprobación como una «victoria ideológica», por su parte, el ministro del Interior, Gérald Darmanin, desestimó este gesto como un «golpe político» y destacó que el RN finalmente cedió en su postura de no aceptar más inmigrantes de fuera de la Unión Europea.
La primera ministra, Élisabeth Borne, proclamó el fracaso del RN y señaló que la mayoría parlamentaria demostró unidad, incluso a pesar de las divisiones internas.
La aprobación en la Asamblea se produjo poco después de que el Senado respaldara el proyecto de ley con un cómodo margen, y se consolidó como un hito legislativo que resonará en la política francesa y tendría consecuencias significativas para la dinámica gubernamental en los próximos meses.
