Desde 2009, la Universidad Nacional (UNA) implementa un modelo de admisión basado en la estratificación y tipificación socioeconómica, lo que logra mayor inclusión de estudiantes vulnerables.
Este enfoque combina el mérito académico con el contexto social de cada postulante, al modificar tendencias selectivas tradicionales.
La prueba de admisión representa el 60% de la nota final y el promedio de secundaria el 40%, sin embargo, los estudiantes compiten en estratos definidos según su origen educativo (público, privado o subvencionado) y social, con un modelo matemático que pondera su rendimiento.
En 2024, el 80% de los nuevos ingresos provienen de colegios públicos, el 47% de zonas fuera de la región central, y el 55% cuenta con beca.
La mayoría de los hogares de los estudiantes admitidos pertenecen a los tres primeros quintiles de ingreso, con menos de ₡834 mil al mes.
El modelo asegura que los sectores históricamente menos favorecidos tengan mayores oportunidades de ingreso a la educación superior, al evitar sobrerrepresentaciones de sectores privilegiados.
