Migración, fe y poder: el choque que tensó al Papa León XIV y a la Casa Blanca

El origen de las crecientes tensiones entre el papa León XIV y el gobierno de Donald Trump surge del desacuerdo frontal sobre la política migratoria de Estados Unidos.
El pontífice, de origen estadounidense, cuestionó el trato a los migrantes y pidió una “profunda reflexión” basada en el Evangelio, mientras sectores conservadores rechazaron que la Iglesia intervenga en asuntos de gobierno.
La postura del Papa provocó reacciones de católicos alineados con Trump, como el podcaster Jesse Romero, quien afirmó que el pontífice debe limitarse a asuntos espirituales.
El enojo se intensificó porque el liderazgo católico estadounidense criticó públicamente las deportaciones masivas, pese a que los católicos son una base relevante del éxito político de Trump y ocupan cargos clave en su gabinete.
La tensión escaló cuando la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos emitió un inusual “Mensaje Especial” en el que expresó preocupación por un “clima de miedo y ansiedad” y rechazó la deportación masiva e indiscriminada.
El Papa respaldó el pronunciamiento y pidió a los fieles escuchar el llamado, lo que profundizó el distanciamiento con la Casa Blanca.
Desde el gobierno, figuras como el zar fronterizo Tom Homan y la vocería presidencial desestimaron las críticas e insistieron en que la Iglesia se equivoca.
En contraste, voces conservadoras argumentan que la doctrina exige cumplir la ley migratoria.



