En 2020, 28 mujeres murieron víctimas de femicidio en Costa Rica, lo que acumula 922 años de vida potencialmente perdidos, según el Informe Local de Análisis del Femicidio (ILAFEM).
Entre las víctimas figuran una niña de cuatro años y una mujer de 85, lo que evidencia que la violencia de género no distingue edad ni condición.
El estudio, presentado por el Instituto de Estudios de la Mujer, empleó «autopsias psicosociales» para analizar las historias de las víctimas, identificando factores como pobreza, violencia intrafamiliar y relaciones impropias en su pasado.
La directora del Instituto, Fannella Giusti, calificó el femicidio como un «problema de salud pública» y subrayó la necesidad urgente de implementar estrategias preventivas que aborden las causas estructurales de este flagelo social.
La asfixia por estrangulamiento fue la principal causa de muerte, seguida por golpes y heridas con arma blanca.
Finalmente, según el informe, las entidades estatales ofrecieron respuestas erráticas, desde la negligencia hasta la falta de diligencia debida, lo que pudo contribuir a la concreción de los crímenes.
