Escrito por: Álvaro Esquivel.
Cuando un artista logra que uno pueda sentirse representado y orgulloso de él sin que ni siquiera sea de nuestra familia, es que este ha podido trascender más allá del tiempo, los estilos y movimientos musicales temporales, Rafa Pérez no solo lo logró, si no que durante muchos años se mantuvo en su trono como el mejor bolerista que ha dado la historia de nuestro país, y uno de los cinco mejores de América latina, al nivel de Gatica, Ledezma, Muñiz o de Olga Guillot.
Llamarse intérprete no trata de ser solamente un vocalista que afina cada nota y posee dicción correcta, no, la esencia y secreto del bolero , al igual que otros géneros musicales como el flamenco, el tango, el fado o el jazz, es que están construidos sobre una gran intensidad emocional que sólo puede transmitirse con la dosis correcta de fraseo y matices, sin restar ni exagerar, todo esto se complementa con otro elemento prácticamente imposible de definir, algunos le llaman Ángel, otros Carisma y los gitanos le llaman Duende, este lo tienen algunos pocos elegidos y hoy nos dice adiós uno de ellos.
Rafa Pérez , versátil cómo pocos en las variantes de estilos en los que se mueve el bolero : orquestal, trío y formatos pequeños de cuarteto o solo piano acompañante.Su voz fué ( y esto es muy importante) un escapárate de lujo para las canciones de grandes compositores Costarricenses.)
Ganarse la vida haciendo lo que a uno le gusta es un privilegio que tienen muy pocos y Rafa lo tuvo, en una época donde esa aventura era asunto de valientes, dentro o fuera del país.
Por esa razón, más que con tristeza hay que decirle adiós celebrando su vida y su larga y exitosa carrera, con gratitud por su legado de grabaciones y memorables actuaciones en vivo.
Les comparto como anticipo unos versos que serán parte de mi bolero homenaje a mi amigo y gran Maestro del bolero.
«Hoy desde el fondo de mi habitación
Por la RADIO él cantaba
Y hasta el centro de mi corazón
Cada nota llegaba
Porque estaba prendida en su voz
La emoción más sentida
Se quedó sin pregón el amor
Después de su partida.
Rafa tenía un violín en su garganta
Preñada de emoción y de esperanza»
