China evalúa la posibilidad de imponer una cuarentena marítima sobre Taiwán, para establecer inspecciones obligatorias a embarcaciones que se dirigen a la isla.
Esta estrategia, considerada menos disruptiva que un bloqueo total, permitiría a Beijing ejercer presión directa sobre Taipéi sin interrumpir significativamente sus propias rutas comerciales ni recurrir de inmediato a un enfrentamiento militar directo.
Por lo que los buques que no cumplan con los requisitos se enfrentarían a prohibiciones de acceso a puertos chinos, lo que tendría un efecto disuasorio sobre navieras internacionales.
Una cuarentena podría iniciarse mediante la imposición de nuevas regulaciones chinas para la navegación en torno a Taiwán, especialmente en el puerto de Kaohsiung, el más importante del país, donde se concentra buena parte del tráfico de contenedores, energía y alimentos.
Otra herramienta potencial sería el control del tráfico de gas natural licuado (GNL) que transita por el mar de la China Meridional, una ruta clave para los cargamentos energéticos que abastecen a Taiwán.
Taiwán es uno de los mayores productores de semiconductores, esenciales para la industria electrónica mundial. Cualquier interrupción en el transporte marítimo desde la isla podría paralizar cadenas de suministro en sectores clave como automóviles, telecomunicaciones y defensa.
