Irán lanzó este lunes una ofensiva coordinada contra las fuerzas militares de Estados Unidos en Medio Oriente, al disparar seis misiles balísticos contra las bases de Al-Udeid en Qatar y Ain al-Asad en Irak, como parte de una operación bautizada como “Anuncio de victoria”.
El ataque representa una escalada directa en las tensiones regionales, luego de que Estados Unidos realizara bombardeos sobre instalaciones nucleares en territorio iraní. Según medios oficiales iraníes, los misiles impactaron con «alta precisión» y enviaron un mensaje “claro y firme” a Washington.
Explosiones estremecieron áreas cercanas a Doha y Ramadi, lo que obligó a cerrar temporalmente el espacio aéreo en Qatar y activó alertas de defensa en varias instalaciones estadounidenses. A pesar del ataque, el Pentágono aún no confirma víctimas mortales ni daños mayores hasta el momento.
Las bases afectadas Al-Udeid, sede de más de 8 000 militares estadounidenses, y Ain al-Asad, una instalación clave en Irak son puntos estratégicos en la presencia militar de EE.UU. en la región. El Gobierno de Irán justificó la operación como una respuesta «proporcional» a lo que considera agresiones contra su soberanía.
La respuesta internacional fue inmediata, Israel respondió con ataques aéreos sobre objetivos estratégicos en Teherán, mientras Rusia respaldó a Irán y exigió que Estados Unidos «detenga sus provocaciones». La OTAN y la Unión Europea llamaron a la desescalada y alertaron sobre el riesgo de una confrontación regional de mayores proporciones.
Además, analistas militares advierten que Irán podría cerrar el estrecho de Ormuz, paso clave para el comercio mundial de petróleo, lo que aumentaría la tensión económica global si el conflicto continúa escalando.
